En estos días acabamos de vivir el peor incendio forestal del año en España y el cuarto en la historia de nuestro país desde que hay registros: el incendio de la Sierra de Gredos en Ávila que ha arrasado 23.000 hectáreas.

23.000 hectáreas verdes que han pasado a ser negras como el carbón. Un gran daño paisajístico y la pérdida de un medio de vida para la población rural de la zona.

Y nos preguntamos, ¿Qué es lo que ha fallado? ¿Qué remedio puede aplicarse para que no se devasten zonas tan grandes de terreno forestal? El aprovechamiento sostenible del monte no va a evitar que se sigan produciendo incendios, pero sí que no se devasten zonas tan grandes.

La falta de cortafuegos es una de las principales causas de la gran devastación de este incendio.

Y otra de las causas sin duda es la desaparición paulatina de ganaderías tradicionales en la zona: ganaderías extensivas que mediante el pastoreo ayudaban a la conservación diaria del monte.

El manejo controlado del ganado en los montes, consigue la reducción del pasto y el matorral, es decir provoca una disminución del combustible vegetal. Cómo bien detalla el informe “El pastoreo controlado como herramienta de prevención de incendios forestales“  de la Red de Áreas Pasto-Cortafuegos de Andalucía (RAPCA):

“El pastoreo retrasa la necesidad de empleo de maquinaria, gracias a la labor de mantenimiento continuado del ganado.

Por otro lado, el pastoreo extensivo controlado es hoy en todo nuestro entorno mediterráneo una herramienta imprescindible de gestión del territorio, conservación y aumento de la biodiversidad. Influye de manera positiva en la dinámica natural y biológica de las comunidades vegetales gracias a la selección positiva y al estímulo de la producción y diversidad que supone, a la labor de diseminación de semillas y a la redistribución de la fertilidad. Se cumple así por tanto, una función ecológica fundamental en el manejo del monte mediterráneo.

Además ayuda al fomento y conservación de razas autóctonas y en peligro de extinción, mostrando una elevada sinergia con muchas de las propuestas de la ganadería ecológica y objetivos de protección del patrimonio agrario (cañadas, aljibes, acequias, dehesas, bardales, árboles singulares, etc.) y natural (fauna y flora esteparia, necrófagos, etc.). Fija población rural al territorio impulsando un desarrollo sostenible que conserve las tradiciones y potencie los productos artesanales. La ganadería extensiva permite obtener una renta de los montes, ligando la pervivencia de los mismos a la obtención de productos ganaderos, lo que revaloriza el recurso forestal.

Para el oficio de pastor, su vinculación al proyecto RAPCA, supone valorar la “modernidad del pastoreo extensivo”, así como un reconocimiento de su valor social. La retribución del trabajo que supone la labor del pastor en los montes devuelve al pastor el orgullo por su oficio.

Todas son razones de peso para creer en el modelo de la ganadería extensiva y apoyar el oficio de los pastores, que sin duda hacen una gran labor medioambiental. Desde CAPRISUR nos solidarizamos con los pueblos afectados y esperemos que pronto se recuperen las zonas dañadas.

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